En todas partes las gotas habían dejado huella
en el recorrido vespertino que juntos hicimos,
disfrutamos hermoso paisaje como fugas centella,
mirando el verde esmeralda colgado en racimos.
Se divisaba a lo lejos un hato de vacas manchadas,
caballos briosos con pelo brillante y su raudo trote,
cabañas con múltiples colores pintadas sus fachadas,
amplias entradas empedradas y reluciente mote.
Guardamos el silencio para poder escuchar,
el trinar de pájaros y el susurrar de sauces
que a orillas del rió yacen como guardianes
extendiendo sus ramas dispuestas a luchar.
Agarraste la baranda que protege el puente,
para contemplar imagen que el agua reflejaba,
allí cuan hermosa estabas con curvas prominente,
ojos color de miel y en tus labios la dulzura brotaba.
Al edén del recuerdo fuiste esa tarde acompañada;
Te dejaste llevar del ser que te quiere y aprecia,
ya que pudiste sentir que aun eres añorada
y todo tu cuerpo vibraba al sentir su presencia.