Presentí tu nombre, al mirar los pétalos,
que son tus labios, dijiste soy: brisa,
al que conteste: entonces dame tu carisia,
si toda tú eres el amor de mis anhelos.
Es encantadora tu voz cual ninguna.
Mi boca, los otros labios encontró,
ni pienso que, un momento fue de otro,
solo sé que me elevaste hasta la luna.
Alzada están tus manos antes mi cirio,
que encendido, facilita el desnudo,
ya se lucen los cuerpos encadenados
palpitantes y hambrientos sin criterio.
Son brillantes cáliz, los senos que exhibes.
El momento es mío, nadie me prohíbe.