Nunca se quejo de su deber hastioso,
es huérfano mil veces en el desierto,
hasta una vez lo dieron por muerto,
sin embargo el siempre vuelve ansioso.
En su verso rutinario hay metáfora
de esperanza, en breve historia,
en paz siempre refresca su memoria
con su infaltable compañera ánfora.
Sudor y cansancio sabe a tinta,
con que escribe su deber a diarios,
siempre alegre, sin llorar sus calvarios.
Su mirada no es triste ni distinta,
en paz consigue el pan cada día,
vuelve a casa con amor sin desidia.
Autor: Alcibíades Noceda Medina