"D E V A N E O S"
Me dijeron que me amabas
sin que yo me diera cuenta,
que tus ojos se prendían
de mi voz y de mi canto.
Me dijeron que me amabas
y el saberlo me atormenta,
porque tú eres una santa
y me adoras como a un santo
sin que yo me diera cuenta.
¡Qué curioso! pensé luego.
¿Cómo pasan estas cosas?
¿Cómo pude ser tan ciego?
Yo por dentro me moría
de ansiedad y de ternura,
custosiando mi dulzura
como incienso para ti;
pero no te lo decía...
Frente a ti me cohibía
y pensaba con anhelo:
¡Ay, Señor! ¡Si fuera mía...!
Y miraba ahí en tus ojos
sólo y nada más el cielo,
reprimiendo mis antojos
y escuchando en tus palabras
siempre un Salmo de consuelo.
¡Cómo pasan estas cosas!
Claro que pueden pasar,
mas, me culpo el ignorar
que le pasen a uno mismo
por creer que hay un abismo
que nos pueda separar.
Yo por dentro que me muero
ocultando el devaneo
y alegando simplemente
que se trata de un deseo
tonto, absurdo e inconsciente,
y tú, mostrando imprudente
a los demás, que no a mí,
lo que yo siento por ti...
No juzgo ser más astuto
ni más cobarde que tú,
pero a los demás despisto
aparentando frialdad.
Ocurre que me resisto,
que me engaño muchas veces
con falsa seguridad.
Dios bien sabe lo que siento,
lo que sufro, lo que lloro
y que mis penas desfloro
saturando el sentimiento.
Dios bien sabe que no miento
si dijera que te adoro.
¡Cuántas veces con el viento
se ha marchado mi suspiro!
Dios bien sabe que te miro
sin que sepas lo que siento.
Me dijeron que me amabas
sin que yo me diera cuenta.
Mas, queriendo ser sincero
¿Sabes? ¿Sabes lo que quiero?
¿Sabes tú lo que querría?
Que todos se percatasen
a la plena luz del día
del amor que te profeso
y que vieran en mis labios
y que a todos lo contasen,
el temblor de un solo beso.
Sin embargo, niña mía,
¡cómo pasan estas cosas!
¡cómo se pierden amores
en su ardiente frenesí!
porque entre los dos,
ninguno de los dos
dice que sí,
porque entre los dos,
ninguno de los dos
llega a enterarse.
Tú lo dices con tus ojos,
yo lo escondo en el silencio
y...sólo lo sabe Dios...
Francamente esto es penoso,
duro para el corazón.
¿Por qué tus ojos no hablan
y mi silencio no grita?
¿Qué no ves que se marchita
lentamente la pasión?
Háblame y dímelo todo.
Sácame ya de este lodo
que entorpece mi canción.
Me dijeron que me amabas
sin que yo me diera cuenta;
mas, no sé si lo dirían
por quitarme la razón.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos Reservados)