Estás en la esencia del campo,
y de los cerros marinos.
En el aroma de las flores
silvestres, a orillas del camino.
Estás en los pinares, allí
en los cerros, que miran al mar.
Estás en el trinar
de las gaviotas, al alborear.
Estás en el viento marinero,
que en las noches se siente pasar.
Estás en los botes pesqueros,
que descansan en el arenal.
Estás sobre las olas, y en
la blanca espuma, que deja el mar.
En los pescados y mariscos,
que deleitan el paladar.
Estás en los recuerdos del mar,
que conmigo, amor, siempre estarán.
Lupercio de Providencia