Dolor que se volvió canción

Eras la ausencia de mis días,
pensamiento azul y fugaz,
que, golpeando a la Razón,
invadió mi vida cual mar.

No llegaste con estruendo,
ni con paso anunciador,
sino en forma de susurro,
como el viento al corazón.

Impusiste cadenas a mis pasiones,
dominaste el arte de guiarme,
por donde tus sueños sonaban,
y yo los creía míos al andar.

Fingiste senderos en el viento,
y yo los seguí sin preguntar,
creyendo que era mi alma el viento,
y siendo solo tu nombre al caminar.

Con el azar levantaste castillos,
muros fuertes pero intangibles,
mares eternos en mis desiertos,
con aguas dulces de azahares invisibles.

Y en medio de esa mentira hecha sueño,
yo navegaba sin temor al naufragio,
porque tu nombre era mi único dueño,
y el amor, mi mapa y su mensaje.

Hoy miro atrás y no te culpo,
de nada sirve ya el rencor,
porque fuiste tormenta y refugio,
mi error más bello, mi luz y mi flor.

Y aunque ya no estés, sigues siendo
la razón callada de mi canción,
el verso que nunca dejaré de sentir,
el amor que me hizo del dolor canción