¡Qué ironía, mi imaginación!
Pensé que te había olvidado,
Imaginé jugar con tu recuerdo,
Negué sentir el aroma de tu cuerpo,
Impregnado en mí regazo.
Olvidé, qué despertaban tus caricias,
Pretendí silenciar en mi memoria, tus besos.
Presumí no reconocer tu cálida voz,
Consideré mi corazón, liberado de tu destierro.
Dudé que me dolieras,
Supuse que no me desvelabas,
Sostuve que no me inquietabas,
Ignoré andar entre sombras.
Serenamente contenía tu recuerdo,
En la falacia de mis sosiegos,
En la tranquilidad de mi destierro,
Pensé que eras mi pasado,
Imaginé que te había olvidado.