Amanecer en tus brazos, vida mía,
permanecer en tu aliento y en tus días,
quedarme para siempre al abrigo de tu piel,
y entregarte sin reservas, la esencia de mi ser.
Amanecer tibio en las noches de frío,
con tu presencia siempre al lado mío,
amanecer en mi vida con nuevas ilusiones,
necesidad de entregarte mis íntimas canciones.
No dejes de mirar el horizonte,
allí donde amanecen nuestros soles,
que el cielo y los astros no se esconden,
y hoy llegaron hasta allí los ruiseñores.
Amanecer en tus brazos, ¡qué daría!
por tenerte conmigo y en mi vida,
que sabiendo que estás, hoy me hace falta,
amanecer en tu amor todos los días.
Amanecer en tu pecho y en tu almohada,
¡Mi amor! ¡Qué no daría!
por despertar contigo, y en tu mirada,
descubrir que la noche, ya se hizo día.
Elsa Fariña
12/02/04