Santa Virgen y Madre, mi Señora,
a tu gracia me fío y a tu amparo.
Sé mi puerto, María, sé mi faro,
sé guardiana del alma que te implora.
Tú que fuiste en la cruz corredentora
con entrega total, con lo más caro
del amor maternal, yo te declaro
de mi amor la pobreza que me aflora.
Dulce Virgen María, no te alejes
nunca, nunca de mí. Guárdame Madre,
del maligno que ronda como fiera
esperando el segundo que me dejes.
Llévame con tu Hijo y nuestro Padre
y el Espíritu Santo cuando muera.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC