Mi vida ha sido un vacío
en el que manos ajenas,
a veces, han colocado
cosas, lugares, momentos,
personas y sentimientos,
por breves lapsos de tiempo
para después retirarlos
y retornar al silencio
y al vacío, una vez mas.
Cambia su faz el tinglado,
cambia de color y aspecto,
se renueva el escenario
pero es el mismo vacío,
el mismo aire, aquí, adentro;
siempre es igual el silencio
y el eco gris de mi voz.
Ese vacío, y el silencio,
son el cincel y el martillo
que, a duros golpes de tiempo,
han modelado mi cuerpo,
mi mente, mi sentimiento,
mi vida y mi corazón.
Son el vacío y el silencio
mi único acompañamiento,
y en mi vida y en mi tiempo,
son mi constante sustento,
mi sello, mi complemento,
hasta que llegue el momento
final de decir "adiós".-
Eduardo Ritter Bonilla.