Mientras tu voz mi corazón alumbre
y a su eco diáfano se encienda el cielo,
yo gozaré de paz y de consuelo
con el orgullo de la altiva cumbre.
Seré entre todos, en la muchedumbre,
el más dichoso y en mi regio vuelo
de cada estrella prenderé mi anhelo,
nada terreno habrá que me deslumbre.
Pero si callas, si tu voz no escucho
yo guardaré del corazón el llanto
porque te quiero tanto, tanto tanto
que tal vez sufra mucho, mucho, mucho
y esperaré profundamente quieto
hasta que leas, Elsa, mi soneto.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC