En alguna otra ocasión
mencioné (prolijamente)
algunas de aquellas cosas
que hubiera querido ser
en esta vida presente;
si no fui ninguna de ellas,
entonces ¿que rayos soy?
Para empezar, soy poeta
(creo que ya está demostrado)
y si no fui anacoreta,
por lo menos vivo aislado
del ruido y del movimiento
en una especie de "convento"
que yo mismo he fabricado.
Dije, en aquella ocasión,
que también me habría gustado
ser padre, abuelo y casado;
la verdad, yo soy soltero
¡contra mi real voluntad!
ser casado es lo que quiero,
lo busco con terquedad,
y el no haberlo conseguido
ha sido una contrariedad.
Nunca fui buen deportista
(soy "ratón de biblioteca":
más bien "intelectualista",
sin nada de karateca).
Ah, también soy dibujante,
(Diseñador Industrial)
y aunque no es algo "elegante"
pues, no lo hice nada mal.
Enamorado del mundo,
del bosque y los animales,
de las cosas naturales,
la verdad, la sencillez.
Enemigo de la farza
y los "compromisos sociales",
de la falta de modales,
también de la insensatez.
Enamorado perdido,
irredento, sin remedio,
del ángel más puro y bello
("ese" llamado: ¡MUJER!)
Romántico "hasta los huesos"
y, tal vez, algo anticuado;
pero siempre he sido honrado
y cumplido con mi deber.
No hay mucho por agregar,
ya sé de sobra que estoy
muy lejos de ser perfecto
pero, entrando a mis defectos,
ya no me quiero meter
en penosas descripciones:
para mis limitaciones
¡no me alcanzaría el papel!-
Eduardo Ritter Bonilla.