Doscientos cuatro mil latidos

Anoche, sentado en el vértice del colchón 

Recordé, tras un aliento vertiginoso 

Los siete años , los doscientos cuatro mil  latidos 

Que ha bombeado tu corazón 

Cerca de mi oído , que han sonado como un eco 

En la palma de mi mano. 

Anoche, cuando decidí acostarme 

No pude cerrar los ojos, solo podía acostarme de lado 

Y buscar tu mirada que soñaba,

Solo podía mirar como tu suspiro 

Viajaba por encima de las aspas del ventilador 

Que sujetan al techo, que respira de tu aliento. 

Y te pienso, la millonésima parte de un segundo 

Jugando al dado que cae por la mesa 

Multiplicando al vértigo, al vecino miedo 

Que se detiene en las depresiones de las mejillas 

Al recordar tu paso por quirófano 

Hasta el aleteo inso en mi pecho.

Y te imagino, corriendo entre granulados afines al sueño, 

Sintiendo sin querer o quizás queriendo 

En el año dos mil treinta y cinco,

Conquistando los ruidos del bullicio 

Con tus botas aclarando el hueco 

Para someter al ruido 

En un aplauso de todo el coliseo. 

Anoche, en mi respiro lento y pausado 

Más cercano al recuerdo 

No supe detenerme en el presente 

Viaje a la imagen de tu primer año,

Recordé… 

cada promesa que escribí 

En el reverso del sobre.

Anoche, me di cuenta 

Que te escribí con las manos llenas 

Entre la melosa sonrisa y el pánico, 

Visitando cada eternidad del segundo,

Tu corchea del Do.

Tengo el poder de verte,

Olerte desde el meridiano de Greenwich, 

De poder sentir como juegas a la Nintendo Switch

Mientras conduzco en soledad 

Por cada provincia que atravieso.

Tengo la magia de sentirte, 

De notar como tus pequeños brazos 

Se convierten en una soga 

Que ahoga mi franca tristeza.

Tengo la suerte,

Que puedo vivir en los sueños 

Y verte asomar, 

Verte a cada instante con tus rostros 

Que me llevan a mil novecientos 

Ochenta y siete ,

Con mis siete años 

Y creer que estoy frente al espejo 

Como si estuviera en una máquina del tiempo,

Viviendo nuevamente al  niño 

Que deje atrás entre las hojas del diario. 

créeme cuando te digo ,

Sin decirte nada, que cada beso 

Que adorno en tu angelical rostro 

Son el mapa invisible de tu destino.

Créeme cuando te duermo,

Entre abrazos cálidos, se convertirá en tu capa invisible 

Que te defenderá del ruido del mundo .

Créeme cuando te diga 

Y ya no esté,

Que cada pensamiento 

Que atraviese tu corazón 

Serán las partituras de mi amor.

Anoche, al dormirme, me dejé llevar.

Hoy al despertar…siento que mi mayor poder 

Es verte crecer,

Siento que mi mayor proeza 

Fue verte nacer.

Siento que mi fortuna 

Fue tenerte cerca de mis pasos.

Hoy al despertar, miré al cielo estampado 

Entre el frío del aliento que acerca al otoño,

Y sonreí, sonreí al destino que jugo 

Con mis sueños de niño.

Hoy al despertar, lo tuve claro 

Al mirar al espejo 

No vi reflejado nada de mi yo,

Estabas tú, sonriendo, estirando la mano,

Más allá del reflejo…

…doscientos cuatro mil  latidos 

Que ha bombeado tu corazón.