Para todos los poetas y cultivadores del divino don de la palabra

El mundo comienza en la palabra

que nace por milagro

del choque de lo abstracto y lo concreto,

cuandointentan devorarse,

para hacer con sus substancias sangre y carne

de la sílaba inicial;

sin calcular, entonces, que

cobrará vida propia,

que con ansias nectívoras

revoloteará en el Paraíso Terrenal,

llamando cada cosa con su propio nombre;

y uniéndose en divino maridaje

para tejer la frase que redima al hombre,

la oración sagrada que encuentre los orígenes,

y la ecuación exacta que lo explique todo.

La palabra pinta con místicos matices,

lo que no pueden los colores,

esculpe mejor que Praxíteles,

y aroma con más exquisitez que las fragancias.

La música es su hermana,

y juntas las dos viajan al Olimpo

para caersobre la tierra,

cuando el amor sea propicio,

en eterno diluvio

de ritmos y armonías.