Soledad, vieja compañera
me aguardas al pasar
por los valles de espesa niebla
para brindarme tu amistad, tu amistad sincera.
Gracias por tus palabras,
ser que sin conocerme
como si me conociera habla
intentando devolverme la tan lejana calma;
no puedo ya esconderme
ante ninguna mirada,
el silencio, el silencio es lo que aún me duele,
su ausencia es lo que angustia mi alma
y si todo, todo solo para mi guardara
mi cuerpo no podría evitarlo
y tal vez, solo entonces tal vez
la vida terminaría por abandonarlo
al llegar el día o al atardecer.
Soledad, te vi llegar,
no quería darte la bienvenida,
sin invitación terminaste por entrar
ahora eres parte de mi vida
soledad vieja compañera, Soledad.
Carlos Manuel