Mi Pequeña Reina
Llegaste vestida de rosado
y te fuiste mi pequeña reina
cubierta de blanco,
poco te cargué entre mis brazos,
tu inexplicable y dolorosa partida
destruyó mis ilusiones por tí
no sé porque de tu ida, sólo tú lo sabes.
No lloraste, ni manifestaste dolor,
te escapaste en el silencio de aquella mañana
dolorosa bajo el misterio que no he podido descifrar,
me observastes cuando te contaba las estrellas y hoy te has convertido en mi lucero guiando mi dolor por tu desaparición.
El grito de tu madre no pudo revivirte
delicada, noble, inocente y pura te marchaste. La pregunta de tu hermano, ¿dónde estás?, solamente pude decir, los quiero mucho hijos míos.
Las lágrimas embargan todo mi ser, te recuperaré,
dentro te llevo, aplacando este dolor con solo saber que tú mi pequeña reina volverás a ser mi adorada hija.