Dando saltos así, de alegría, esa propia alegría
que viene de ti y por ti, esa brisa encendida,
no sería tu edén, pero siendo tu vida,
tampoco puedo olvidar, ni olvidarte quería.
Mas escasa la sinfonía; la tortura es escueta,
nos da templanza, mas no poesía,
y sentirte princesa o juzgarme poeta,
es profunda rareza cuando el mar desvaría.
Dándote aquéjate, pues no siento tu hastío,
por verte mujer, o fuerza que arresta,
dándote a mi, aquéjate aquéjate, por desvarío
o por verte, date, a mi pecho enhiesta.
Soy propio humano y cuesta que sienta
lo mismo que muchos, lo escaso de calma,
lo mucho que muestro, lo hondo del alma
es mi beso tupido que princesa te inventa.
LENIDAD DE VERSOS
EstertoR de AmoR
Abril - 2008