Es Ramona, la ratona,
pizpireta y retozona,
quizá un poco botijona,
pero fiera como leona,
ella nunca desentona
y con todos se envalentona.
Por la noche, se apoltrona
y parece otra persona:
más huraña y rezongona,
peleonera y respondona
cuando le quitan su dona,
lo que a nadie le perdona.
No es vulgar, pero mandona
y es el terror de la zona,
ante el gato, se arrincona,
pero no es la cobardona
que se asusta y no razona;
es Ramona bien luchona
y nunca se decepciona.
A su ropa la almidona
y a su puerta la tapona
en esa vieja casona;
tiene su cama de lona
y su radio no funciona,
eso sí la desazona.
Al trabajo se aficiona
y los bigotes se enjabona,
con su cola bien pelona
se dirige a la tahona
por un queso y una dona;
es Ramona, la ratona
que con poco se ilusiona
y a sus hijos alecciona.-