Te veo la mirada,
Pensativa, alejada, obnubilada,
Nada me aleja de tu figura;
No adviertes mi presencia,
Que hace tiempo te acaricia,
Sentado, en una silla me esperas
Y el café se enfría.
Te costará aceptar,
No entraré por esa puerta;
A mí me duelen tus lágrimas,
Si supieras.
Sostengo tu alma quebrada,
Se hace trizas entre mis brazos,
No sé cómo reparar tanto daño.
Ay Amor, a ti
Te queda mucho camino por andar
Sí podrás, ya verás.
Estoy aquí, pegada a ti;
Ahora, no hay duda alguna
Eres mi eternidad, mi infinito
y para siempre.
Que la tristeza no te absorba
Que la locura no te rompa la cabeza,
Que mi alma no te abandona,
Que soy yo quien realmente espera.
Cuando por fin
Sientas mi mano sobre tu mano,
Sabrás que no valía la pena
Regresar sin ti,
Será sólo un instante,
Para separarnos nuevamente
Sin saber que,
Con sólo mirarnos a los ojos
Nuestras almas se reconocerán,
Como lo hicieron siempre,
Porque nunca se dejarán de amar.
Sé que no lo entiendes
Si ni en Dios crees
Y no tienes a quien culpar
Por un cuerpo que ya no esta.-