Tu semblante ya me anuncia que te vas,
las miradas continuamente me esquivas.
Pequeña; pronto estarás lejos nuevamente,
la angustia es notable en tu mirar inocente.
Llanto escondido embarga mis entrañas
que será lágrima real desde mañana,
Mi corazón desde ahora empieza a sufrir,
tú presente, con sonrisa me atrevo fingir.
El impío destino nos condenan sin permiso
nos muestra y esconde el preciado paraíso.
Detrás del mar siempre oculta mi golondrina
dejándome par de huellas en la frente cetrina.
Amor: tú ausente percibo sobre mí, los años,
en cada despedida hasta mi alma siente daño.
El tesoro de los sueños se alejan de mis manos
y el deseo de vivir importa cada vez menos.
Al mirarte me hablan tus ojos silenciosos,
a pesar de tu tristeza se ven tan hermosos.
Tú cándida, siempre me ahogas en tus mares,
los últimos minutos contigo, alegan mis pesares.
Un día volverás y el amor en mí harás brillar
y nuevamente amor, te ofreceré el altar.
El maravilloso encuentro será placer de amar,
mientras buscaré tus huellas a orilla del mar.
Autor: Alcibíades Noceda Medina