Puede que un día veas tus dolores andar
por el filo que es vida de un cuchillo.
Y puede que hasta puedas explicarlo
con gritos, furia, rabia, ceños, manos,
con llanto, lágrimas, sollozos, ojos,
con frases, sílabas, canciones, boca,
con silencios, suspiros, gritos, besos.
Pero, ay de ti, si amas el filo hasta la muerte
y ni él siquiera sabe que te hiere,
si en preciso equilibrio entre el amor y el dolor
te marca el filo un ritmo en desafuero
¿qué dolor dará pie para explicar
ese funambulismo tan perfecto
que sólo pisa donde duele y ama?
¿Será el dolor un largo filo que no acaba?,
¿un filo que es el único sufijo
que puedes añadir al filo que amas?,
¿un doble filo que soporta al alma
abriéndole un abismo insoportable?