Sé que moriré.
Y dejaré todo esto atrás.
Me enterraré
entre tierra y aguarrás
de malos versos.
Ya no veré el cielo
poblado de tensos
amores, y sabré
que moriré.
Y mis cipreses coronados
sin lluvias, no son cipreses.
Y mis jardines
decorados de angustias
morirán con los meses.
Sé que moriré.
Las abadías solas quedarán.
Las plumas no escribirán dolor.
Sé que me marcharé.
Algunos se quedarán
llorando por mí.
Los otros riendo marcharán
Volverán a leer poemas
dejando que sus temas
los conquiste
y verán todo lo que fui.
Y sé que moriré.
Si queda algo de mí,
poco es: versos, besos y sufrir,
sin hacer, sin dar, sin restar.
Si hubo algo que escribir,
nada fue, sólo esto: el morir.
Y sé que me moriré.
Me enterraré entre arenas
y olvido acostumbrado.
Y os miraré detrás
de ventanales de penas.
Y moriré entre eternidades,
solo, yo con mi muerte,
sin falsedades.
Yo con mi muerte.
Y moriré.