No nos queda ahora nada
medias palabras, sin sonrisas
una caricia dormida, guardada
miradas esquivas o perdidas
Solo esta aflicción tan insomne
que se ha orillado en el alma
y a los impulsos no responde
pues, se consumió la esperanza..
Voces apagadas en el espiral de este vacío tan gris
que nos empuja a caer en el abismo de la depresión
inhibiendo sin remedio nuestro deseo de sobrevivir
abriendo la pena que mutila un abandonado corazón.
en desvarío aún susurra la pausa febril de su aflicción.
Solo queda la ausencia, tan lastimera
el desamor debuta, como cruel asesino
evidencia clara de la autopsia postrera
y como cómplice infame: el desatino.
Falleció este sentimiento una mañana
le dimos la espalda, lo sepultamos
resultó tarde, para corregir las faltas,
pero es claro, que ambos lo matamos.