_Que importa que seas mayor_

Mi juventud radiante y generosa
un milagro de amor ha realizado:
como llama viviente y ardorosa
a tu mustio corazón ha reanimado.
En el rincón sombrío en que te hallabas
llegue hasta a ti, cual luz acariciante,
fue rayo de amor mi mirada
para ti una pócima vivificante.
Sorprendido y gozoso, en nuevo aliento
desperté tu ilusión a mi llamado…
como lázaro, así, ya estando muerto,
siento tu corazón resucitado.
Yo quiero que el crisol de mi cariño
funda las amarguras de tu vida
y transforme en metal áureo y brillante
lo que ha sido hasta hoy barro y arcilla.
Voy hacer tu vida de aventuras
y tu tristeza de blanca azucena
regada por mi fuente de ternura
reviva en olorosa hierbabuena.