He sentido la angustia cocida a cada entraña,
en mis débiles venas se incrustó con tal saña,
que la sangre no pudo llevarla en su torrente
y saliose de ella, empañando el presente.
He sentido la pena tan anclada en mi pecho,
en todos los lugares, hasta en mi propio lecho,
que de tanta aflicción, ya no duele la herida,
y de tanto dolor, ya no vive mi vida.
He sentido el olvido que invade el corazón,
aquel que me latía con toda la ilusión.
Ese corazón mío, que ponía su empeño
en nunca ser olvido de su único dueño.
Son sentimientos todos carentes de alegría,
sentimientos que nacen de la melancolía.
Lágrimas que se asoman cuando no te han querido,
son la angustia, la pena y el implacable olvido.