Así como el árbol 
solemne, orgulloso y firme 
hamaca el fruto 
hermoso e independiente, 
Alimentado en sabia 
que retorna en brazos 
como ramas fuertes, 
Percibiendo la fragancia 
incomparable que lo envuelve 
Así siente el pájaro 
que lo anida, 
cuando vio volar su pichón 
ávido del saber de la vida, 
desafiando lo que vendría. 
Así siente el padre 
que ve marchar su hija; 
seguro que volvería 
multiplicando trinos 
cobijo, sol y vida 
retoños, arbol, fruto 
sangre, sabia y guía; 
Para perfumar con besos 
la vida, .LA MIA. 
Edgardo Ruiz Beldarrain
 
Estimado compañero: Gran orgullo, en efecto, y una enorme satisfacción el contemplar como tu hija "levanta, desafiante, el vuelo" para enfrentar la vida y sus retos, con la fuerza de sus propias alas. Felicidades, bien plasmado ese orgullo y esa alegría en tus versos. Mis diez plumas para este poema, con gusto.