El poder que desconoces

El inmundo soterrado
En la miel de los cántaros
Breando sus suspiros
Por los arrecifes del tejado.
El alma moribunda
Saciando al verso inacabado
Que pronuncia al verbo
Vista en una marabunta.
No eres la pluma muerta
Que escribe epitafios
O efemérides de un horizonte lejano,
No eres el guiño
Que sustenta los olvidos
Ni la perecedera lágrima
Que ovala por el desierto
Que aloja al corazón muerto.
Eres el olor a jazmín,
La escarcha de las ramas,
El glacial de las pestañas.
La voz escrita en lienzo
La muralla dibujada
En la almohada
La sonrisa que no necesita brisa,
La ternura camuflada.
Eres el alba de una llamarada,
La colisión de cariños
Y comprados besos
Forjados en el alma.
La belleza alineada
Con el astro de la tierra
Que viste tú desnudo cuerpo
De mariposas en un pequeño vuelo;
Brillando tú piel, en el universo.