Me has mirado
con la rima indisoluble
de los amantes perfectos,
sabor a piel,
derrame de líquidos intensos,
costos necesarios,
razones únicas y vertiginosas,
tus ojos han desnudado
una parte de mi,
sin tocarme la ropa,
sin tus manos exhibir,
el infaltable coloquio,
de acariciar mi cuerpo.
Solo tus ojos,
recorren las adyacencias
de mis verdades silentes,
me has mirado, amor,
desde esta lejanía
tan cercana a mis razones
que siento el deseo
de llamarte con mis musas
para traerte a esta guarida
donde callan mis
gnomos imperfectos.