Tarde de otoño, contigo,
tu mano roza mi pelo,
a solas nos abrazamos,
se duermen vencidos mis miedos,
tus besos hablan callados
entre suspiros fundidos.
Lluvia y aroma impregnado
de una magia compartida
que desemboca en mi lecho
para entregarte mi vida
olvidando mi derecho
a ser tan sólo yo misma
y ser en ti, de ti un pedazo
en tu alma desprendida
y alejada de tu cuerpo.
Se despega mi ser ahora
del vestido de mi carne
para ser uno entre sollozos
de una alegría incesante.
Indescriptible es el gozo
por unirme sin demora
a tu energía en un glorioso
acto de amor de dos personas.
Mi corazón se descontrola,
en su pasión se desmaya,
en sensaciones explota
y con placer estalla
gritando que no estoy sola
y que el amor nos habla.
Te quiero desde mi esencia,
desde ayer y desde mañana,
desde lo que fui y lo que seré,
hasta que no exista mi alma,
hasta que nazca otra vez
para amarte más sabia,
más completa y más entera,
más avanzada y…, tal vez,
más profunda y verdadera.
Te amo hasta que el amor
reine en nuestro mundo de guerras
y pueda amarte sin dolor
sin miedos, y sin torpezas.