Es un vicio, pensar en tu mirada,
y un vicio ya es también, el adorarte,
así que aunque procure no pensarte,
el alma a ti retorna enamorada.
Un vicio es contemplar la madrugada,
y en esa madrugada recordarte,
y en todo lo que miro, suelo hallarte,
de forma inexplicable y resignada.
Es vicio suponer, que entre mi almohada,
se esconde de tu esencia alguna parte,
sin ver que de tu esencia, nunca hay nada.
Y ya que soy adicto a recordarte,
te pido me comprendas, dulce amada,
pues sufro tanto el vicio de esperarte. (2006)
bonita pero el computo de los versos no es perfecto...