Bajo el cielo apagado por el verdor de la espesa selva, pasa como espanto un escalofrío de viento, y grande es su lamento por el mar de sus altas frondas, que tiembla y se agita, se levanta y se espande, y toda la distancia escucha su eco. Y entres nubes coronada en el alto cielo, está la cara confundida, y tempestuosa de la luna, que se asoma a mirar de reojo hacia abajo, entres rendijas de la negra frondas al viento travieso, que perdiéndose en la distancia a la selva muda deja en la noche oscura.