Que inquemante pasó por mi desvelo,
sin conmover el letargo de mi insomnio,
igual que en el espejo se sumerge,
La imagen tú, sin herirle.
De una manera leve, brisa, aroma,
casi contacto angelical soñado.
Lo que apartando la quietud oscura,
Y dar a mi relato algún respiro.
A la breve distancia de un suspiro,
No sé si con mi ánimo lo inspiro,
Y al laurel de los pájaros murmuro,
Huyó de los labios hasta el confín lejano,
Y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.
Casi Israel y Argentina esta al vuelo,
Jugando a la brisa y al frío.
Tu nombre suena como brío,
De pureza inimitable,
Soy caribeño isleño.
Pinté el tallo, luego la cáliz,
después la amapola hasta la raíz,
pétalo por pétalo,
Y al terminar tú rosa,
Más que hermosa poetisa
Estamos muy lejano mas un desierto,
Nos unes por media lengua,
Mas la poesía nos hace fuerte,
Destierro nevada Israel la arena muerte.
Enseñar la gloria tras la vida.
La daga hojas de acero, por eso muero.
Te depila las pernas, mira tu asentó.
Sabe Jesús tus pecados, cuando te desnuda.