Hoy ha sido un día muy triste,
a pesar de que hubo sol
y un cielo azul, despejado,
este día te he recordado
y todo perdió su color.
Este día me has hecho falta
como nunca en el pasado,
y en mi afán desesperado
me he doblado de dolor.
Son las doce de la noche
de un día lleno de nostalgia;
tu recuerdo se hace enorme
y no te puedo ya mirar,
pues tu rostro no responde
y entre sombras se me esconde,
sin poderlo remediar.
El silencio me sofoca
y el pasado me acorrala,
hoy está tan fría la sala
desde que tu ya no estás.
A altas horas de la noche
recorro ansioso las calles
por las que anduviste tanto,
buscando en vano las huellas
tan queridas de tus pasos.
Le digo tu nombre al viento
y después me quedo esperando,
la ciudad está durmiendo
y no se entera de mi llanto.
Si los años se acumulan
alargando la distancia
desde el día de tu partida,
madre mía tan querida,
¡nunca te voy a olvidar!
Tu has marcado de por vida
a mi pobre corazón
con tu ejemplo y tu valor;
has sido mi gran amor
(sigue sangrando la herida
por tu ausencia, en mi interior).-