Recuerdo, también, tu mágica belleza,
sobre las aguas de mi imaginación
parecías Leda salvaje, orgullosa,
flotando, sobre la mar de los suspiros
y al cuerpo cálido, ardiente de deseo,
esperándole ansiosa y frágil, el mío.
Recuerdo, también, mi mirada furtiva
que extendiéndose sobre tu cuerpo, hurgaba
en el borde de tu pecho que asomaba
orgulloso, engalanado por mil besos.
Recuerdo, también hoy, tu sensual preñez,
como la matriz cáliz, altar de altares,
pechos rocío de miel, colmados de néctar,
rebalsando gotas por tu gravidez.
Pequeña niña surgida del amor,
ni siquiera por un instante te olvido.