No es secreto que el sendero pide permiso a tus pasos para serlo,
Ni que de la brisa sus gotas mas pudientes copian de tu lagrimas la forma.
No es secreto que el mismo sol no arrecia antes que fulguren tus espejos,
O que el prado enverdece recién, después de haberte escuchado.
Acaso nunca será develado al ser de este principio, el mutismo apalabre de tu piel con lo terrestre,
Esperara en vano por mil siglos si así lo quiere.
Jamás vera el hombre, el exacto segundo en que tus manos crean al poniente o al madrugar.
Tal vez, deba volver a nacer para poder mirar.
El secreto de tus pasos, de tu brisa su gotear, La fulgura en tus espejos. O tendrá que expirar.
Dario Vier