Y Dios perdonó sus vidas, la tierra los enterró,
después de setenta días, a la tierra los volvió.
Setenta días pasaron de angustias y de dolor,
de incertidumbre, agonía, de sufrimiento y terror.
Muchachos valientes, que estuvisteis bajo tierra,
arriesgando vuestras vidas por salvar a las personas,
desde ese foso profundo, sin perder la esperanza,
ejemplo de valor, humanidad y de amor a los demás.
La montaña hambrienta os tragó,
pero el hombre en defensa de su especie a la vida os volvió.
El mundo apostó por ellos, por esta hermosa labor,
conmovidos, por la vida, de estas sencillas gentes,
les infundieron valor.
Y salieron victoriosos, de ese traidor socavón.
Felicidades Chilenos, viva Chile y sus familias,
que hoy relumbran y sonríen agradecidos a Dios.
Chelo Álvarez
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