"LO BUENO QUE CUANDO MUERA..."
Lo bueno que cuando muera,
yo, de tu amor tan infecto,
ya no tendré ese defecto
de amar a quien no me quiera.
Lo bueno que, con la muerte,
terminará la agonía
de ver que mi fantasía
muere también, de quererte.
Yo quise siempre ofrecerte
lo excelso, lo depurado,
y a tus encantos atado
ansiaba pertenecerte.
Con el corazón herido,
trastornada la razón,
desbordada la pasión
y en ilusión encendido,
hice de versos un nido
para lograr resguardarte
y de tu amor, estandarte,
y de rondarte, un descuido.
Y tú, ajena, indiferente,
incrédula y con cinismo,
ibas abriendo un abismo
entre los dos, inclemente.
Y entre alardes y desplantes
impropios de tu ternura,
sembraste en mí la locura
tan propia de los amantes.
Y cifrando tu virtud
en la indiferencia, ufana,
me alimentabas de vana
esperanza y acritud.
No entiendo por qué insistía
en a tus pies arrastrarme,
ni por qué tú en humillarme.
¡Qué vergüenza! ¡Qué ironía!
¡Qué apego el del alma mía!
¡Qué empeño tan necio y ciego!
No supe apagar el fuego
que siempre en mi pecho ardía...
Lo bueno que, cuando muera,
se agotará mi butano
y ya no seré el gusano
que repte por tu pradera;
pues, al cerrarse mis ojos
y frenarse el corazón,
se agotará la pasión
inútil de mis antojos.
Acaso entre los abrojos
cubiertos por losa fría,
irás a buscar un día
mi amor entre los despojos.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)