Aquel hombre tenía
sobre sus manos las legiones
de mil formas de vida
y solo algunas emociones,
un cúmulo de incertidumbres
alquna que otra poesía,
el código de las costumbres
de esas noches de bebida,
unas pocas ecuaciones
dos o tres hipocresias
ciertas culpas y menciones
de batallas mal dormidas,
el beso de cien mujeres
y una mujer que lo quería
pocos útiles y enseres
muchas culpas que absorvía,
el túnel de varias piernas
que su mente conocía
un alma y dos paciencias
tres espejos y poca vida...
Aquel hombre tenía
arengas y entrenamiento
de sus milagros podían
vivir cuatro tormentos,
seducir unas pocas señoras
pasear sus honras al viento
callar algunas horas
y en las otras ser parlamento,
podría acarrear historias
novelas, ficciones y cuentos,
arrebatarse en la gloria
de dos muslos y un momento,
quitarse la empuñadura
voltearse a quien por cruento
chispeara con la tortura
a los molinos de viento,
y si aquel hombre tenía
un asfalto y tres silencios
y por cada uno pedía
una voz y un sentimiento,
descubrí tarde su pena
valoré sus sedimentos
pues tal vez si no lo viera
creerían que hoy he muerto!