Háblame un poco de tí,
quisiera saber tantas cosas
de tu vida y tu niñez:
¿En dónde fuiste a la escuela?
¿Con qué nombre bautizaste
a tu primera muñeca?
¿En qué etapa de tu vida
despertó tu alma al amor?
¿Cuántos habrán traicionado
tus primeras ilusiones,
antes de que a ti llegara
mi sincera devoción?
¿Cuántas dulces travesuras
de niña tierna y mimada
habrás hecho de pequeña,
sin que nadie se atreviera
a castigar la ingenuidad
en tu rostro reflejada?
Dime: ¿usabas uniforme,
allá, por la Secundaria?
¿Cuándo fue que te pusiste
tu primera mini-falda?
¿Por qué no habré conocido
al corazón adolescente
que, después de varios años,
ahora muy probablemente
ya guarda heridas de amor?
¡Cuánto te hubiera querido!
¡Con qué juvenil pasión!
¡Con qué infinito fervor
pude haberte conducido
por el sendero elegido
de una límpida ilusión
sin engaños, sin olvido,
y entregarte el corazón
de amor hacia ti rendido!
Háblame un poco de ti,
de cómo vivías allí,
antes de haberte conocido.-
Eduardo Ritter Bonilla.