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Poema
Categoría: Sin Clasificar

En la orilla del mar cuando éramos niños

Una voz requiebra la niebla del habla 
En un sendero por donde danza la muerte 
Entre la pena y el silencio. 
Te acompaña la inmortal luz 
En tu breas de fuego 
Como el resorte del callado lamento,
Como esas acaricias que inundan este mar,
Fondo oscuro, agua profunda.
Vengo donde el aura se quiebra 
Cabeza abajo en inerte coral,
Y cuando llegue, desnudo, 
A la orilla de unos gramos de arena 
Y convierta la playa 
En castillos que protegen los dedos 
Del sol y su lamento;
Viajaré por el firmamento azul 
Por dentro de los sueños 
En las borrascosas y tardías 
Dunas del ciego océano.
En las veladas, hablo de vosotros,
Unos fuman, otros
Enlazan canciones y besos robados;
Después, el mar y el cuerpo 
Queda borrado sobre el negro 
Que se extiende en el olvido.
Y pronto, un mendigo soplo,
Tumba los párpados 
Donde el eco no responde,
Arando el habla 
En las noche de ciclones 
Y cenizas bajo el manto de piedras 
Y ruinas que su dolor esconde.
Mar adentro, allá donde el beso 
Presagia la hoz de una tormenta,
La huella de un relámpago.
Allá en la colina de las nubes 
Donde un trueno yace 
En los acantilados del cuerpo 
Y abraza la sangre y los huesos.
Y siempre, quieto, en la muerte,
Enredado mar adentro 
Con las letrasde tu boca.
Mustio en el dulce olvido,
Borrando los pies al pasar.
En esta llanura de astas 
Y sangrienta sepultura, mar adentro.
Vengo de hablar con el mar 
De robar el palpito 
Sobre los mundos que calcárea 
Y palpita contra las rocas.
El mundo, el lejano universo,
Tan lejos, en las entrañas de la voz 
Gimiendo la furia de la ira.
Acallo la honra que hiere 
Las lágrimas interminables 
De una tarde triste. 
Y asiento el horror contra el peñasco 
Y el milenario cuerpo por las costas 
Rodeado de viejos musgos 
Y hogueras que queman el óxido
De unas cuantas sombras 
Que nacieron como gérmenes 
Y tiñeron el cielo 
De una escarcha rojiza 
Corriendo en el un río 
Sin orillas y desembocaduras.
La tierra calla, sin morir,
Choca contra la roca 
Que se esconde tras los luceros,
Bajo los planetas 
Abriendo el camino al alba.
Allá donde el mar acaba 
Y el agua mancha la sangre 
Imaginando las olas de un cadáver 
Que flota entre dos océanos.
Y entrego la vida, entre la muerte 
Y el cadáver del silencio,
Enseñando las heridas 
Que arrebatan la sangre;
El reflejo fijo y muy lento 
De lo que parece un sueño.
Y dejo que corra por las venas 
La ultima balada de humo 
Que proviene de tu boca,
Y luego, me adentraré en este mar 
Y entregaré la lluvia 
Borraré los secretos del cuerpo 
En los destellos de lo que aún nace.
Mas abajo, una voz requiebra,
Fondo oscuro, agua profunda.
 
Datos del Poema
  • Código: 347719
  • Fecha: 05 de Abril de 2011
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.6
  • Votos: 88
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,567
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: baltasar bennasar
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 11 de Noviembre de 2008
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