En la raíz de mi ansiedad encuentro
un misterioso fuego que del centro
tiende a brotar; pero se queda adentro.
Y al no poder salir me quema y arde,
mañana tras mañana, tarde a tarde,
mofándose de mí con sumo alarde.
Me temo que es ya crónico su encono,
pues, lejos de bajar, sube de tono
y entonces, mi ansiedad sirve de abono...
No pasa un solo rato sin que abrume
mis sueños, mis anhelos. Se resume
su daño en ver que el alma me consume.
A veces hasta finge abandonarme;
pero es para poder luego asestarme
un golpe más potente que desarme
mis más apasionadas ilusiones.
¡Oh Dios! ¿a dónde irán los corazones
que viven como reos, en prisiones?
Así, con mi ansiedad, sueña que sueña,
la vida me ha enseñado y aún me enseña
que a veces lo que tanto se desdeña
es más lo que se añora. Y la impotencia
de no poder lograrlo ¡vaya ciencia!,
nos lleva a rechazarlo con violencia.
¿Será que en el amor y con cinismo,
al ver que entre la amada y uno mismo
existe un insondable y hondo abismo,
lleguemos a afirmar que es espejismo?
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
Asi con ansiedad sueña que sueña la vida me ha enseñado y aun me enseña. Exelente poesia...HERIBERTO...hermosos versos..que llaman a meditar... con una forma exelsa de rima..y una congruencia especial. UN GRAN DIEZ CON GUSTO.