Me encuentro melancólico,
es fin de semana,
y sentado en la puerta
lloro en silencio,
trato de ocultar la histeria
y la tristeza,
tras lo alterno
del reproductor.
Sentado en la acera,
estoy callado. Sentado.
Como esperando tu regreso
¡Que irónico!
Inhóspita se vuelve
la noche temprana
y la semana santa
esta ya en vísperas;
y mientras yo aquí,
y tú allá.
¡Que estúpido!
Conteniendo las ganas.
Sentado aquí afuera,
el tiempo se para
y se empeña,
en desatar los lagrimales.
Aquí sentado,
a solas;
veo la calle vacía,
trato de ver la luna
y en ella tú contraste,
y me desprecia.
¡Condenada traidora!
Regreso la vista abajo,
y arriba no vuelvo.
Va y viene la gente,
de lejos
parecen espectros
en mi visión.
Estoy aquí, sin hacer nada.
A lo mejor
tú ríes y vives
igual sin verme.
¡Ya vasta! - me dije –
y aumento el grito
a mi escuchar.
El cadáver de un instante,
se me acerca;
y tu recuerdo,
está aquí con migo,
enredando las páginas,
y haciendo el rol
de verdugo;
pero al parecer
me agrada sentir dolor.
cristopher antonio moraga
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