Que tierna manera de esperarte despierto
entre el bullicio de una estación perdida,
cual el antro latente de varios desiertos...
un oasis y la gran muralla de una lozanía,
en ese café de esperas y de transeuntes,
que vigilan su norte en cada partida
justifico el deseo de verte sin que preguntes
porque aparecí tan de repente en tu vida,
que de mojarme en tus ríos, de fresias y nomeolvides,
mi meta infinita....al fin lograría,
tenerte desnuda, acceder a lo que pides,
volcar mis espermas donde tú los sentirías,
y habrás de notar que tus humedades parecen
un mar inquietante de sudores y porfías,
donde cada pétalo de tus flores se mecen
donde nada decide, cuando terminar nuestro día.
"...R.N..."