Poema
Enajenacion...
No me digas que el mar está calmado.
No me digas que está apacible el viento.
No me digas que me amas cuando siento
que tu amor es un dardo envenenado.
Penetró por mi sangre y mi costado
y dañó mis arterias con violento
y furioso rigor y ya no siento
ni la sangre ni el alma. Estoy anclado
en el centro del mar y mi barquilla
se ha quedado sin velas y sin remos.
No sé cómo llegar hasta la orilla.
Dime tú, si lo sabes, cómo hacemos.
Siendo de oro el amor, por qué no brilla
a pesar de que tanto nos queremos.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
AVISOS DE ERRORES AL SISTEMA
Datos del Poema
- Código: 104353
- Fecha: 17 de Mayo de 2003
- Categoría: Distancia
- Media: 6.94
- Votos: 16
- Envios: 0
- Lecturas: 3,771
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