Contigo sólo preguntas,
preguntas de principio a fin,
mil preguntas sin respuesta.
No veo claro el horizonte:
un enigma es tu mirada,
un enigma tu expresión;
enigma son tus palabras
y no he logrado que me abras,
todavía, tu corazón.
Confusa la situación,
no me agradan los misterios
y, menos, la incertidumbre
pues se presta a confusión.
Estos asuntos son serios
y no tengo por costumbre
estar sentado en la lumbre
de una estéril ilusión.
Así que aclaremos puntos:
si queremos seguir juntos,
tendrás que abrirme tu mente;
necesito, simplemente,
mayor comunicación.-
Eduardo Ritter Bonilla.