Creo en tí, en cada palabra de tus labios míos
sinopsis y diadémas, prólogos de aromas mudos,
razón de mi ser, que a catarsis y rocíos
llegan a perderse cual la prenda a sus desnudos.
Creo en tí, mujer, pasión de mis encuentros,
versa en mi piel, tus manos coloridas,
vaga, camina, idealiza y te presiento
en cada rigidez de mis músculos que asilan.
Creo en tí, y si el daño te ha llegado
no me perdono, ofrenta mas ostentosa,
que no pueda remediar mi boca si ha dado
los besos mas divinos, capullos de tus rosas.
Creo en tí, porque devoto de tus frases
valoro la sinopsis que has dado sin pedidos,
impronta silenciosa...ríes y me deshaces!
y lloro tu legado partiéndome en olvidos.
No existe el perdón que llegue a resarcirte
a dejar en tu cuerpo mis halos insurgentes,
creo en tí, cuando rezo y al herirte
me das la confesión, que camina por mi mente.
Creo en tí, mujer, amante, amiga soñadora
y has de disculpar catarsis de mi alma,
que llegan sin aviso, que no me piden horas,
lágrimas de azules vertientes de mi calma.
Creo en tí, desde el refugio de mis años
de cada latitud que devore mis sentidos,
del inhóspito caudal surcando desengaños
de toda esta pasíón, que sin ti, sería castigo!