Cada vez que te vas,
mi corazón se entristece.
¡Oh padre!
¿Porqué has de marcharte?
Cada domingo muy lejos te vas,
hacia la capital,
mientras tu familia,
con ansias tu regreso espera.
Es una lástima que cuando vuelves,
solo peleas y gritos recibas,
en vez de abrazos y caricias.
Siempre inculpo a mis hermanos por esto,
y solo porque les guardo resentimiento.
Ahora acabas de irte,
y al terminal fuimos a dejarte.
Me dijiste que pasaría un largo tiempo,
antes de volver a vernos,
y me tragué las lágrimas,
al verte alejar con tu maleta.