Mi sombra en la pared es diferente,
carece de su entorno, pues la mata
la oscuridad que siento de la gente
que no adopta mi sombra como nata.
En perfectos y místicos reflejos
de mi cuerpo la sombra es casi nada,
tal vez será porque te encuentras lejos,
o porque he sido un alma enamorada.
Ni tu luz me hace sombra en mi bosquejo,
ni tu voz hace eco en mi delirio.
De tu amor, ya lo ves, ahora me alejo.
se ha marchitado en tu jardín el lirio.
Mi sombra en la pared no tiene nombre,
fue solo un anatómico suspiro,
que quiso ser aliento de mi hombre,
este, que no conozco si lo miro.