Antes de conocerte mi torpe mano,
versaba a las flores y a la luna,
obviamente era también poesía sana.
Ahora solo en tu nombre mis letras aúno.
Tu imagen en mi mente es eterna,
esta en la mañana y en la tarde.
Juntos mi corazón y mi alma arde
sin ellos, yo sería oscura caverna.
En mi razón, sé que todo es incierto,
los desiertos días ahonda y abruma.
No deje que la soledad me consuma,
susurro bajito, cada vez que despierto.
A ciencia cierta, debo ocultar mi angustia.
¿Tendrá paz el hombre, muerto la bestia?