Llega a mis oídos el canto de las ballenas, que es como un
lamento.
Tan grandes y poderosas, también ellas sufren calamidades que
hacen de sus vidas, un martirio, y lo llevan a cuesta y en silencio.
Nadie sobre el planeta, está libre de cargar con su propio
tormento; sigue su viaje ausente de su inimaginable destino, en el
infinito azul, con su canto casi un lamento.
Sin embargo, me quedo emocionada e inmóvil, escuchanto la
triste melodía que emiten, para comunicarse entre ellas, aunque
las separe miles de millas el inmenso océano.
Son tan bellas y tan imponentes, que aún no puedo entender
como el hombre vaya detrás de sus vidas, con certeros arpones,
terminando con su pacífica y hermosa existencia.
"Si pudiéramos imaginarnos a un caballo con dos o tres lanzas con
explosivos en su estómago y arrastrando un carro por las calles de
Londres mientras riega de sangre el suelo, nos haríamos una idea
del método de muerte. Los propios arponeros admiten que, si las
ballenas pudieran gritar, la industria se acabaría, porque nadie
sería capaz de resistirlo".
Por eso cada vez que veo a una ballena cerca y su ballenato
viajando a su lado, sólo quiero disfrutar ese momento precioso
que la naturaleza de Dios me está regalando.
Cuidemos la vida del planeta y toda su belleza, porque es nuestro
único hogar.
Lina
Lagodecristalesazules
01/04/2019
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